martes, 15 de marzo de 2011

2. Prioridades a corto plazo en el Desarrollo de personas.

Previo a analizar las necesidades en soluciones tecnológicas y de desarrollo dentro del área de Recursos Humanos, en la encuesta realizada y contestada por veinte profesionales de diversos sectores, era conveniente situar el foco de interés en la gestión de personas en los momentos actuales.


Para ello, se definió los diversos puntos que más inciden en la actualidad en los modelos de gestión de personas, con el fin de que fueran valorados.

Los resultados de la encuesta fueron los que aparecen en el gráfico adjunto.


A partir de estos resultados se ha llevado a cabo una valoración, para poder establecer el orden de prioridades consideradas por los profesionales encuestados.



Como no podía ser de otra forma la Mejora de la productividad se sitúa como prioridad principal para el área de Recursos Humanos. Esta mejora productiva es la que puede hacer salir del período de recesión a muchas empresas españolas, y no hace falta acudir a la Unión Europea ni a ningún otro de los muchos agentes que han puesto este tema sobre la mesa, para determinar que sólo mejorando la productividad las empresas mejoraran su resultado, y por tanto su competitividad, asegurando su subsistencia. Pero ¿cómo llevamos a cabo esta mejora?

Bajo mi punto de vista, casi todas las demás prioridades analizadas están interrelacionadas con la mejora productiva y de ahí que la productividad se posicione como prioridad principal.

Motivar a las personas aparece como segunda prioridad. El efecto inmediato que puede tener aplicar políticas de motivación para los equipos humanos son el incremento del grado de compromiso hacía la empresa y por consiguiente la mejora de la productividad de la organización al volcarse todas las personas que la integran en la consecución de un objetivo más elevado y común como es el de la propia organización. Si no existe está motivación es cuándo nos encontramos en organizaciones con un alto grado de ineficiencias y por tanto, de improductividad organizativa. Pero, analizando los resultados vemos que en último lugar se posiciona la identificación de necesidades de las personas; por tanto, si bien consideramos que debemos motivar, no creemos que para ello debamos hacerlo recurriendo a la identificación y satisfacción de las necesidades del individuo. ¿Y cómo pensamos motivar sino damos el suficiente valor a las necesidades de las personas a las que va dirigida dicha acción? Creo que la respuesta está en la misma lista de prioridades, pues los dos siguientes hitos analizados conforman un sistema que puede motivar tanto o más que la propia satisfacción de necesidades individuales: hablamos de la Mejora de habilidades del mando y de la comunicación interna.

Mejorar las habilidades del mando es esencial para que se cumplan tanto la prioridad uno (productividad) como la dos (motivación de las personas). Los responsables de equipo o mandos son en definitiva el brazo “ejecutor” de las políticas de Recursos Humanos, pues son los verdaderos gestores de personas, y por tanto, es esencial que estos integren como propios los valores de la empresa, conozcan en profundidad los objetivos y forma de alcanzarlos que se plantean en toda política dirigida a gestionar personas en las organizaciones; y además, sepan comunicar de forma clara, rápida, fluida y eficaz los mensajes que desde la Dirección se transmiten. Sin la participación de estos mandos se rompe la cadena, y por tanto, los resultados obtenidos no serán nunca los que se esperaban. Para evitar situaciones de este tipo, se debe potenciar más al mando, aportándole conocimientos, métodos y concienciándolos de la importancia de la gestión de personas, tanto desde el punto de habilidades directivas, que hagan posible mejorar la motivación de las personas (liderazgo, trabajo en equipo, orientación a resultados,…) como desde el punto de vista propio de la gestión (conocer porqué, para qué, cómo,…, de las políticas de Recursos Humanos de toda índole que se ponen en marcha).

Por otro lado, la comunicación interna ocupa un lugar preferente para mejorar la motivación de las personas dentro de la organización, y se conforma como el canal para ello (mientras que el mando es uno de los medios para llevarla a cabo). Así, en organizaciones dónde existe mayor transparencia en la comunicación e información, además de más fluidez en su circulación, mayor será la motivación de las personas, pues estas se sentirán como parte integrante de esta gran familia que es su empresa. En los casos en que la información es poco fluida o simplemente no existe, lo único que se promueve es el rumor y la incertidumbre, y por tanto, el bajo compromiso con la empresa por parte de su equipo humano. Debemos hacer que en nuestras organizaciones exista este nivel de comunicación que hace que las personas se impliquen con el proyecto.

En quinto lugar nos encontramos con la mejora de la información disponible, cosa esencial si queremos tomar decisiones en tiempo y forma. Cada vez más, el volumen de datos e información que se genera dentro y fuera de la empresa es mayor, y para poder llevar a cabo la toma de decisiones lo más acertada posible, se requiere de que la información sea fiable, rápida, fácil de comprender y que permita realizar análisis. De ahí, que cada vez más prosperen los Business Intelligence en detrimento de los listados interminables, pues de una sola pasada podemos valorar nuestro estado de situación. Pero para que todo esto sea posible, debemos mejorar los sistemas de gestión existentes, sino será muy difícil poder abordar esta información tal y como se pretende.

Reducir costes de personal, según el estudio, ha pasado de ser una prioridad principal a una secundaria. Esto puede ser debido a que durante los dos últimos años ya se ha hecho una ardua labor en esta materia y por tanto, las organizaciones actualmente, ya han ajustado sus requerimientos de personas así como los costes en la medida de lo aceptable sin detrimento de su capacidad productiva. También es cierto, que todavía existen entornos en los que se sigue apostando más por la reducción de costes que por la mejora del resto de prioridades, lo que no deja de ser una posición excesivamente cortoplacista que acabará pasando factura a más de una empresa (descapitalización del talento).

¿Qué podemos hacer para seguir reduciendo costes sin que exista este tipo de descapitalización? Para esto, la respuesta la tenemos en las dos siguientes prioridades: Mejora de procesos y aplicación de la tecnología.

Al mejorar procesos podemos identificar ineficiencias organizativas y las “posiciones ocultas” que poco o nada de valor añaden al resultado de la empresa, así como, mejorar la productividad al racionalizar mejor los esfuerzos productivos de todo tipo que se dan. Es esencial por tanto, pasar de enfocar nuestros puestos como una suma de tareas, a enfocar la organización como la suma de procesos interrelacionados, que cuánto más racionales sean más asegura el resultado de los objetivos que buscamos para la empresa.

Por último, todo lo anterior es inviable sino lo hacemos con tecnología ajustada a las necesidades de la organización. Esta tecnología contribuirá a mejorar la productividad, mejorar los procesos, incrementar la motivación a través de la disponibilidad de más canales de comunicación interna, disponer de más información para tomar decisiones y reducir costes en la gestión que nos llevan a mejorar también la productividad de la propia gestión.

Conclusión.

El orden de valoración que nos ha dado la encuesta nos determina en primer lugar “sobre qué” debemos de incidir, o sea, nuestros objetivos son la prioridad y estos son la productividad y la motivación; en segundo plano, sobre “cómo hacerlo” a través de la mejora de habilidades del mando, la mejora de la comunicación interna y una información disponible que nos sea útil, y por último “con qué” herramientas llevarlo a cabo, que no es otra cosa que mejorando procesos y aplicando tecnología a la gestión que contribuya a la innovación.