La realidad es que ser emprendedor implica ser un poco de todo, Director General, Financiero, Marketing, de Operaciones,…, pues poner en marcha un proyecto requiere tener conocimientos, más o menos avanzados en todas las funciones del negocio, pues en caso contrario, rodéate de gente que sepa de ello.
Para empezar, y no sin dedicarle pocas horas, debes poner en claro todas tus ideas y plasmarlas en un Word con el título de Plan de Negocio, que no es otra cosa que una pizarra en blanco sobre la que vas escribiendo esa idea que te ronda por la cabeza y la empiezas a organizar.
No sólo debes hablar de lo que tú bien sabes hacer, que es tu futuro negocio y tu fuente de experiencia y conocimiento, sino debes empezar a definir la base del negocio desde la previsión de ventas, de la que siempre tienes dudas sí realmente eres un pesimista o un optimista (depende del ánimo del día en que lo relees que pasas de un estado a otro con una facilidad pasmosa); pasando por la previsión financiera con sus puntos muertos, sus ROIs, sus cuentas de resultado y sus planes de inversión – en esto tengo que decir que tengo suerte pues aparte de mi formación mi pareja está inmersa en este mundo.
Pero la que tengo que decir que me está resultando más costosa y que considero que es la más importante es lo relacionado con la venta y el marketing. Una vez tienes una idea, y la has plasmado en no menos de 80 folios con todos sus apartados, en el que el más extenso es la definición de los servicios y porque piensas que estos van a ser atractivos para tus clientes, es trasladar de forma sintetizada en uno o varios documentos que te sirvan para poder empezar a visitar a clientes potenciales y explicarles lo que haces y que lo vean plasmado en un portfolio, una presentación powerpoint (que nunca presentes en la reunión pues como a mí me ha ocurrido muchas veces piensas “este no tiene idea de lo que me está vendiendo y necesita pasarme las diapos”), y lo más importante una web; y todo ello, con un aspecto profesional, cuando en realidad no tienes ni un euro en este momento para gastar, pues no sabes ni como te va a ir. Lo que acaba siendo un self-made con más o menos creatividad y sentido del orden.
Realmente, cuesta plasmar las ideas “alocadas” de nuestro plan en un documento para vender, pues hay que pensar en quien lo va a leer y la imagen que vamos a dar con ello. Yo, sin ir más lejos llevo dos semanas con ello y voy por la tercera versión, pero por suerte creo que empezamos a entendernos, pues al trasladar esta documentación a un argumento de venta empieza a tener sentido y empieza a parecer atractivo. Por supuesto, esta no será la última versión, pues después de empezar a “luchar la venta” seguro que le sacaré más partido al documento y se irá ajustando en varias fases, pero esto ya se verá. Es difícil condensar muchas ideas en dos hojas, por mucho que estemos habituados a sintetizar, pues piensas que lo que hay escrito debe ser lo que refuerce tu poder de persuasión personal y que en ese documento deberá estar todo porque todo es importante para ti.
Y no os cuento lo que es ponerle nombre a la idea. Os aseguro que llevo varios meses dándole vueltas, pensando en el coche, en el supermercado, paseando por la calle y viendo los carteles y placas de empresas que hay en todos los edificios de oficinas, y los nombres que a ti se te ocurren por no haberlos visto reflejados en ninguna parte te parecen pésimos, mientras otros, que los hay que no son mucho mejores que los tuyos, te suena bien sólo por verlos en una placa. Es complicado. Cierto que puedes salir como consultor a la calle sin más nombre que el tuyo, pero bajo mi modesto punto de vista prefiero tener un nombre comercial, pues no sólo da más “cache” sino que cuándo emprendes como dijo alguien en una ponencia a la que asistí “debes pensar en grande para acabar siendo grande”, sino sólo saldrás al mercado para llegar a fin de mes, que es muy respetable y ojala dentro de unos meses pueda por lo menos sentirme así. Por supuesto, y no sin devanarme los sesos he conseguido un nombre que me parece atrayente y hasta un logo, que hasta que no esté registrado, tanto en la web como en el Registro de Marcas me lo guardo para mí, porque con todos los respetos hay algunos desaprensivos que juegan con estas cosas.
Sé que queda mucho por hacer, y en ello estamos, pero con esto ya hecho, el siguiente paso no es otro que volver a revisar el Plan de Negocio (por enésima vez), para ajustarlo a lo que realmente va a ser al final la transformación de una idea en un portfolio, pues la realidad es que después de todos los cambios la definición del negocio del Bussines Plan se parece como se dice “un huevo a una castaña”, aunque sigan manteniendo ambos la esencia. Y quien piense que esto es porque he empezado por el BP y acabo en el portfolio y es un error, creo que se equivocaría, porque el tema hay que tratarlo como una pirámide de abajo a arriba, o sea de grande a pequeño, además y que no menos cierto que cada vez que lo lees siempre encontrarás algo. Por tanto, lo voy a cerrar y no me lo leo más hasta que no sean otros quienes me den sus sabias opiniones, o sea, mi circulo de confianza del que os hable en la anterior entrada.
Ah, y para aquellos que podáis estar pensando cuándo hablaremos de Desarrollo e Innovación en Recursos Humanos, adelantaros que ahora que el modelo de negocio ya casi está definido, en la próxima entrega ya presentaré la idea y su desarrollo.
Gracias por vuestro interés.